domingo, 18 de enero de 2009

Viaje (II)

Publicado el original el 11-1-2007

Me volví a ella que continuaba en lo que supuse era un estado de shock con una mirada perdida, al igual que su conciencia, presumiblemente causada por la impresión del accidente, y tras intentar calmarla nuevamente, opté por llevarla al pueblo donde pernocté, pues era el lugar más cercano.

El viaje no era muy largo, apenas quince minutos, pero ella continuaba en esa pose de aislamiento y yo, sinceramente, no sabía que hacer o mejor, que decir, ya que parecía que no estaba herida de gravedad, o al menos no se quejaba de nada y sólo pude divisar algunos pequeños arañazos y rasguños. Pensé en que podría haber sido mucho peor, pero no dije nada. Cada poco le preguntaba como estaba, como se llamaba, si quería algo, si le dolía algo, pero su mirada perdida seguía manteniendo su mente cerrada.

La niebla fue disminuyendo a medida que comenzó a nevar... me alegré, sinceramente, de llegar al pueblo y encontrar en la vista del hotel un alivio de saber que alguien podría ayudarme y sobre todo, de no encontrarme solo en aquel trance, pues no sabía que hacer.

Justo cuando estábamos abandonando la carretera para dirigirnos al vacio aparcamiento, ella me miró y me dijo "María". Supuse que era su nombre y me alivió el que parecía que volvía a ser ella misma. Pregunte si se llamaba María y contestó con un leve movimiento de cabeza, mientras que observaba su mirada, ahora mucho más curiosa, como si se hubiese despertado y no supiese donde estaba, como así creía que era.

Al llegar al hotel, la invité a bajar del coche con el fin de llamar al médico y que descansase un poco, y justo en ese momento pude ver en la carretera que una ambulancia y un coche de la policía de tráfico se adentraban en la dirección de donde procedíamos nosotros por el camino que acabábamos de abandonar. Imaginé que irian a buscar a María, pero no pude avisarles, así que pensé en llamar desde el interior, ya que la nieve comenzaba a ser insistentemente molesta.

Cuando entramos en el hotel, una extraña sensación me invadió, pues estaban recogiendo como si fuesen a cerrar. No estaba si no la dueña o encargada y las mesas recogidas, organizadas y limpias, daban la impresión de que estaban preparadas para pasar una larga temporada de descanso. Entré sujetando o empujando a María, no sabría precisarlo, y le expliqué a la encargada lo que había ocurrido, y está no dudó en llamar al médico mientras yo le pedí que me dejase llamar a la policia para explicarles igualmente lo sucedido puesto que querrían hablar con Maria.

La misma mujer se ofreció a hacerlo al tiempo que preparaba una taza de una infusión caliente y abandonó el local para regresar al poco tiempo con un par de mantas que desplegó con gran habilidad sobre el cuerpo aún ausente de María y que esta, instintivamente agarró para sentirme más reconfortada y entonces hizo una mueca que intuí era una sonrisa de agradecimiento... definitivamente, María se estaba recuperando.

(Aquí suena la música romanticona de violines... ya sabes, je,je,je)

2007-01-12 18:27
A ver si estas hablando de un viaje onírico,y te despiertas en tu cama después,dejándonos con la incógnita....
Suspense,puro suspense... ;-)
Buen fin de semana.

2007-01-12 17:11
¡Vamos! que esto se pone de lo más interesante.

Yo creo que fue el fantasma de la señora muerta el que se subió al coche...

A ver como sales del atolladero, entre el hotel, la dueña, María...

¡Vaya lio!

sofia
2007-01-12 11:31
jaja yo es que con mandarina no me concentro, me entra la risa tonta

oye, sabes que esa es la casa de psicosis no?, esto no pinta muy bien...no bajes al sótano

mandarina azul
2007-01-12 02:04
Ay, madre, no me digas que se te apareció la virgen María... ¿a que en el asiento de detrás del coche de policía iban San José y el Niño?

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