domingo, 18 de enero de 2009

Viaje (I)

Publicado el original el 10-1-2007

Llegué al pueblo sobre las 11 de la noche y aún quedaba un largo trecho hasta la autopista y desde allí, dos horas hasta casa. Me encontraba cansado, así que opté por pernoctar allí, en un hotel restaurante cercano a una gasolinera justo a la entrada. Gentes amables, sencillas y divertidas. Una apetitosa cena, una grata charla antes de dormir, una confortable cama, un reparador sueño, una reconfortante ducha tibia y un más que abundante desayuno, es lo que me llevé de allí... Era curioso que no hubiese reparado antes en ese lugar, pero procuraría parar cada vez que pasase por allí.

La mañana era fría, como corresponde al invierno, y la niebla cubría el pueblo, la carretera, la montaña... una sensación de humedad recorría en ambiente empujado por un inexistente viento... invierno... es inevitable.

Arranqué e instintivamente puse la calefacción y la radio... y tras frotarme las manos nuevamente para intentar que el calor se qudase allí prendido, comencé el viaje...

La visibilidad era mala y por lo tanto, pese a la precaución, la marcha era lenta. Una angosta carretera, sin marcas de pintura y una densa niebla, no es una buena proposición para correr, así que con la tranquilidad de saber que no llegamos tarde a ningún sitio y el descanso de la noche recién estrenado, me dejé acompañar por los rtimos clásicos que, entrecortados, se escuchaban por la radio...

De repente apareció ella tras la espesa cortina de bruma. Allí estaba, en una orilla de la carretera, como si de un fantasma se tratase. Me bajé y me acerqué a ella sin que pudiese decirme nada. Estaba tiritando más de miedo que de frío pese a carcer de abrigo. Lloraba y gimoteaba y apenas articulaba palabra. ¿estás bien??? pregunté... el silencio y las lágrimas fueron su respuesta... intenté calmarla sin mucho éxito y supuse que habría tenido un accidente.

Llamé por el móvil, pero allí, en mitad de ninguna parte, la cobertura era tan inexitente como la ayuda que podíamos esperar de alguien que por allí pasase... La senté en mi coche y la cubrí con una manta de viaje que estaba en el portaequipajes, mientras intentaba reconfortarla con palabras de tranquilidad. Por si acaso, cogí las llaves y me dirigí a ver si encontraba su coche, y al par de minutos, puede verlo volcado en un talud, con las luces encendidas pero oculto a la vista del tráfico de la carretera. Miré por si hubiese alguien más, pero no había señales de más viajeros ni equipaje. Aparentemente viajaba sola.

(Ahora es cuando se escuchan las risas del maniaco malvado mientras se frota las manos... Jua, jua, jua....)

Continuará... tal vez...

2007-01-11 20:03
Ojo con el resto de la historia; a mi todas estas cosas de "miedo" me ponen de los nervios...

Pero la lectura me ha enganchado, eres malvado...

sofia
2007-01-11 14:04
eres perverso, mostrándonos ese salvamento, inocente desconfianza, instinto protector y comportamiento responsable y civilizado, para luego soltarnos un paréntesis de risas demoniacas?, no, te quiero aqui a las 11 o'clock para contarnos el resto .xd. de tal vez na
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da
..os contaron la leyenda de la chica de la carretera?..beso niebla..

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