sábado, 17 de enero de 2009

Rio




Publicado el original el 08-10-2006

Algunas veces pienso que la vida es como un río… al comienzo es un riachuelo al que se le puede manejar y dirigir. Es dócil y agradable, y su frescura es dulce y siempre resulta agradable. Más tarde, el río va cogiendo fuerza, va creciendo y tiene que comenzar a buscar su camino… son aguas fuertes, bravas, que se precipitan de forma constante en cascadas o sobre las rocas, que golpean, remueven y empujan y a las que prácticamente no se puede dominar, si más bien, muchas veces se han de dejar por perdidas… y finalmente, llegan los suaves meandros, cercanos a la desembocadura… el agua fluye constante, pero apenas es perceptible… y sin embargo es, cuando el caudal es más rico y abundante, y donde, por tanto, la vida prolifera con mayor abundancia…

De alguna manera, el río me recuerda a la vida… la infancia feliz y dependiente de los adultos que nos educan, la juventud, rebelde, salvaje, con iniciativa para querer cambiar el curso de la vida, para querer cambiar el mundo, aunque no siempre con mucho sentido… y finalmente la madurez, donde todo se vuelve más tranquilo y nos vamos preocupando más de disfrutar la vida en lugar de querer mantener esos avatares constantes… es el encuentro personal que la calma nos produce y llegar enriquecidos con lo que la experiencia nos ha aportado…

Hay ríos que son largos, otros cortos, otros muy caudalosos y otros que se secan muy pronto… la vida también es así… larga o corta, intensa o vacía…
Hay ríos que llegan al mar tras un largo trayecto… otros terminan en otros ríos… otros en lagos… También la vida es así… hay quien sigue su camino hasta el final… hay quien escoge el camino de otros y les sigue sin saber muy bien por qué… y hay quienes, piensan que han llegado a su destino cuando no han hecho si no caminar un corto trecho…

Y el agua, al igual que la propia vida, o el tiempo que la representa, no suele retroceder nunca...

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